sábado, 1 de agosto de 2009

EL DUELO POR LA MUERTE...



ECLESIÀSTICO o SIRACIDES 38:16-23. EL DUELO POR LA MUERTE.

16 Hijo, por un muerto lágrimas derrama, como quien sufre cruelmente, entona la lamentación; según el ceremonial entierra su cadáver y no seas negligente con su sepultura.
17 Llora amargamente, date fuertes golpes de pecho, haz el duelo según su dignidad, un día o dos, para evitar murmullos; después, consuélate de la tristeza.
18 Porque de la tristeza sale la muerte, la tristeza del corazón enerva las fuerzas.
19 En la adversidad permanece también la tristeza, una vida de miseria va contra el corazón.
20 No des tu corazón a la tristeza, evítala acordándote del fin.
21 No lo olvides: no hay retorno, a él no le aprovechará, y te harás daño a ti mismo.
22 «Recuerda mi sentencia, que será también la tuya: a mí ayer, a ti te toca hoy.»
23 Cuando un muerto reposa, deja en paz su memoria, consuélate de él, porque su espíritu ha partido.

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